El corazón de las tinieblas: Un viaje al fascinante magnetismo de la oscuridad ✅
En la mitad del camino de nuestra vida, me encontré en
una selva oscura, pues la recta
vía estaba perdida
Dante Alighieri. La Divina Comedia (1472)
El Corazón de las tinieblas es una de las obras más importantes de la literatura... Publicada a finales del siglo XIX (1899), en pleno cambio de época, y en los auges de la industrialización, principalmente las grandes cadenas de fábricas europeas, que habían unido los propios avances técnicos a los hallazgos en los complejos manufactureros chinos, la cual era una industria ya con impronta de masas, sofisticada para el momento, sostenida en una milenaria tradición de refinamiento, especialmente en la cerámica y la confección textil… El corazón de las tinieblas es la obra más conocida de Joseph Conrad.
Africanos con con colmillos de marfil. Foto Archivo EP |
Es la novela de la oscuridad y la selva por antonomasia… Escrita por entregas (como se acostumbraba en la época), consta de tres partes… En gran medida se puede presentar como un relato extenso, un cuento de marineros que de pronto saltó a ser novela, porque estaba abarcando una geografía y unos hechos muy extensos… Inicia en las plácidas aguas del río Támesis (Londres), a la espera de un cambio de marea, muy lejos de su contexto principal. Unas corrientes más allá, las aguas se harán más sofocantes, oscuras y brumosas.
Río Congo. Foto Archivo EP |
Se transfigurarán en una serpiente líquida, que abrirá las selvas del centro de África… Serpiente llamada Nzere por los antiguos habitantes de la región, cuya traducción es: “agua que traga otras aguas”. En la tripulación de Diego Cao, primer portugués en llegar a la desembocadura de estas corrientes en 1482, se entendió: “Zaire”, y pasó a llamarse “Río Zaire”. Luego se sabría que también se llama: “Kongo”, “Río Kongo” y sus habitantes costeros “bakongos”. Y no era cualquier lugar; escondía un reino extensamente rico y una variedad de ciudades-estado.
Rio Congo. Foto Archivo EP |
Joseph Conrad nació en Ucrania, en el antiguo reino de Rusia, en la ciudad de Berdyczów. Lugar que sigue perteneciendo a la actual Ucrania. Berdyczów formaba parte de una región de Polonia, y la mayoría de su población era polaca, al igual que Joseph Conrad, quien pertenecía a una familia nacionalista y aristocrática de Polonia. Esta región había sido anexada por la corte del zar Nicolás II a su imperio. Conrad aprendería otros idiomas para sus obras, pero seguiría siendo el polaco que se aventuró al mar, buscando algunas respuestas a las incógnitas de tierra firme. Luego navegaría en la literatura hasta el final de su vida.
Río Congo. Foto Archivo EP |
El corazón de las tinieblas… y su viaje a la oscuridad tiene sus reflejos propios en la realidad de Polonia a mediados del siglo XIX, momento del nacimiento de Joseph Conrad. Ya que el país había sido repartido e intervenido en varios momentos, y vivía bajo la tutela de Rusia, Austria y Prusia… Tanto es así que la familia de Joseph Conrad (y muchos otros polacos) se organizaban en grupos radicalizados nacionalistas, que saboteaban a las fuerzas rusas y alemanas que arrancaban pedazos de territorio al país. La familia de Conrad también pertenecia a las cofradías de traductores y literatos que trataban de mantener la lengua polaca viva. Polonia había sido un reino desde tiempos milenarios junto a Lituania.
Símbolos reales de Polonia. Foto Archivo EP |
En 1834 se produjo la Cuarta Partición de Polonia entre Alemania y Rusia, situación que llevó a Polonia a otra pérdida de territorio y desplazamiento de habitantes, reconfigurando la geografía del país. Tiempos después seguirían otras llamadas “particiones”. Por este motivo, la familia de Joseph Conrad es sentenciada al desarraigo y la migración. Esta visión de lo errante, de lo sombrío y la pérdida se verá reflejada en buena parte de las obras de Conrad. Elaboradas en su gran mayoría desde la visión del extranjero y el extraño. Polonia terminaría siendo un campo de concentración durante la II Guerra Mundial.
Polonia, mapa antiguo. Foto Archivo EP |
Joseph Conrad creció entonces con el recuerdo de sus padres y mayores, que le hablaban de una Polonia distinta, más grande, de mayores recursos y con otro aspecto en el mapa. La sensación del término “colonialismo” y “despojo del territorio” que pudo experimentar en el propio seno de su familia, lo ayudará a traducir parte de los pasajes que luego redactará (aunque sin tratarlo de forma directa) en las tinieblas africanas. Específicamente en el informe de navegación que es El corazón de las tinieblas.
Joseph Conrad. Foto Archivo EP |
Foto Archivo EP |
Los despojos en El corazón de las tinieblas son bastante más descarnados, y poseen otros matices, desbordantes y primitivos… pero no por ello dejan de remover la sensación de expatriado en Conrad. La muerte y la sinrazón en aquellos lugares dejan en él una huella que lo hará volver a casa distinto. Esas oscuridades también son abominables para los ojos de algunos diplomáticos y periodistas, que llegaron a los puertos del Congo en la misma época que Conrad y presenciaron el horror en varias facetas. Selva adentro, las tinieblas eran más espesas y lo engullían todo, hasta desaparecer cualquier destello de humanidad. El corazón de las tinieblas es una de las principales novelas modernas, y un monumental relato sobre las fronteras de la maldad y sus expansivos límites. Límites que Conrad conocía o intuía, y quizás de manera predestinada, buscaba.
Congo, excavadores. Foto Archivo EP |
Joseph Conrad quedó huérfano de padres muy pronto. Los padres de Conrad, en el contexto del momento, organizaban agitaciones sociales junto a otros grupos, por la independencia de Polonia. Estás acciones llevaron su consecuencia. El padre de Conrad, Apollo Korzeniowski, de amplia cultura, traductor de autores ingleses y franceses, al igual que escritor. Fue arrestado por las fuerzas del zar Nicolás II en 1861 y deportado a la región rusa de Vologda, junto a su esposa Ewa Brobowski y el pequeño Conrad.
Polonia. Foto Archivo EP |
En esa deportación murió de tuberculosis la señora Ewa (madre de Conrad) en 1865. Cuatro años después murió el padre en Cracovia, de igual forma, de tuberculosis. Aunque se cree que murió a consecuencia de los maltratos y trabajos forzados que tuvo que realizar durante su encarcelamiento. A su muerte, dejó algunas traducciones inconclusas. En ese momento, Joseph Conrad tenía doce años. Experimentaba la orfandad, la percepción de un país difuso, y estaba bajo la tutoría de un tío que no sabía qué hacer con él. Esa extrañeza ante la pérdida de sus padres fue el primer gran acontecimiento de su vida, y se mantuvo latente con el paso del tiempo.
Región interior de Rusia, siglo XIX. Foto Archivo EP |
Otro hecho importante, y el cual se debe anotar al momento de abordar El corazón de las tinieblas… Es que Joseph Conrad fue capitán de barco. Pronto le dijo a su tío que quería navegar (puede que buscara el olvido); se contaban historias de barcos que jamás volvían. Su tío se opuso, pero Conrad viajó a Marsella a los dieciséis años, y llegó a la Costa Azul, uno de los puertos mercantes más importantes de Francia, e inició su formación en la marina mercante. Desde ese momento su vida la dedicó enteramente a la marinería, al conocimiento de la lengua inglesa y al perfeccionamiento del francés. Su afición por llevar un diario y su prodigiosa memoria lo hacían fijar y recordar fácilmente los acontecimientos que vivía. Sobre todo, los relacionados con las diferencias culturales en los puertos que llegó a visitar.
Joseph Conrad. Foto Archivo EP |
Foto Archivo EP |
Para evitar ser reclutado por el ejército del zar, marchó de Marsella a los veinte años hacia el Reino Unido. Allí prosiguió con su formación en la marinería. Unos años después consiguió el título de capitán mercante de la Marina de Gran Bretaña, iniciando sus trabajos como capitán de barco. Sin embargo, no disfruto este oficio del todo… Las duras condiciones de navegación, el poco mérito que podía recibir de autoridades superiores, y parte de las cosas que llegó a ver en sus viajes, lo fueron desencantando de sus aventuras en el mar.
Foto Archivo EP |
El corazón de las tinieblas es la novela de un viaje. Recrea el mito de la nave, que se adentra en territorios desconocidos. ¿Lo eran realmente? ¿Qué era aquel lugar de la oscuridad y el desconcierto? En la vida real, este viaje lo hace el propio Joseph Conrad con treinta y tres años. Él mismo cree en la campaña civilizatoria que propone el rey de Bélgica para el occidente de África. Es designado en 1890 capitán de un barco a vapor por la Corte de Leopoldo II y la Sociedad Anónima Belga. Esta pequeña embarcación es descrita (en gran medida) como un cacharro viejo y ruinoso. Era uno de los muchos barcos encargados de transportar marfil (junto a otros recursos) desde el centro de África hacia Europa. Bélgica y Francia, principalmente. Este viaje duraría seis meses y dejaría en Conrad secuelas mortales en su salud debido a la malaria y la disentería. Lo cual le produciría parálisis nerviosa.
Foto Archivo EP |
El contexto donde se desarrolla El corazón de las tinieblas es el denominado Congo belga. Una especie de factoría en su funcionamiento, reclamada como colonia por disposición de Leopoldo II, rey de Bélgica. Eufemísticamente se le denominó “Estado Libre del Congo” en la Conferencia de Berlín realizada entre 1884-1885. Conferencia donde las principales potencias europeas se asignaron colonias y territorios en África. Bélgica, para entonces, era una de las pocas monarquías europeas sin colonias, y Leopoldo II buscó la forma de expandir el poderío y la importancia de la nación en el contexto colonialista del momento. Aunque la mayoría de la población de Bélgica no apoyaba esta medida y consideraba otras vías para el desarrollo del país, el rey exigió la soberanía sobre el Congo, uno de los pocos lugares que no habían sido reclamados como colonia por ninguna otra nación europea.
Leopoldo II, rey de Bélgica. Foto Archivo EP |
Leopoldo II administró su colonia africana a título personal como un feudo propio, desde 1885 hasta 1908. Su capital administrativa estaba en Boma (ciudad portuaria del Congo). Allí tenía residencia el Gobernador General del Congo, representante directo del rey. La colonia tenía 14 distritos, dirigidos por un “comisionado” cada uno. Los 14 comisionados eran nombrados directamente por Leopoldo II. Estos comisionados tenían tareas de administración colonial y mercantil. Es decir, la extracción de la mayor cantidad de recursos posibles, cuyas ganancias pertenecían de manera centralizada y en su totalidad al rey.
Mapa, Congo belga. Foto Archivo EP |
El severo orden colonial estaba en manos de la Force Publique (Fuerza Pública), un grupo mercenario que cumplía las funciones de una especie de policía, en lo que era, en efecto, un campo de concentración en medio de la selva. Durante la existencia del llamado Estado Libre del Congo, se estima que fueron asesinados o murieron un poco más de 10 millones de personas. Buena parte de ellos, esclavizados; otros, víctimas de enfermedades, mutilaciones y torturas. Otros más, en manos de traficantes. Otros, en suicidios colectivos en las verdes profundidades de la selva.
Selva de Congo. Foto Archivo EP |
A este escenario llega Joseph Conrad cumpliendo tareas de transporte de marfil principalmente. El marfil era demandado como el plástico del momento. Se utilizaba para la confección de una infinidad de utensilios. Mientras los elefantes africanos buscaban internarse mucho más en el continente, la oscuridad se hacía mayor, al igual que las expediciones para encontrarlos. Conrad pudo presenciar de primera mano en este viaje, los hechos realmente sanguinarios que se suscitaban en la colonia de Leopoldo II, y los grados de degradación a los que llegaban los seres humanos en aquel contexto inhóspito e impredecible.
Congo belga. Foto Archivo EP |
Joseph Conrad creía (en ese momento) en las alusiones altruistas que había formado Leopoldo II sobre sus intenciones en África, y también en los postulados de la Compañía que lo había contratado. Consideraba que era una avanzada civilizatoria válida, y que estaba guiada por elementos de bienestar y progreso. La dicotomía civilizatoria como concepto, enfrentada a la realidad que se desarrolla en las colonias, será otro de los elementos fundamentales en El corazón de las tinieblas. Lo primitivo, la arcadia primigenia, será difícil de delimitar; de hecho, no tendrá fronteras. La barbarie que parece esconder la civilización en su corazón tendrá su reflejo en la barbarie que parece poseer la selva desde los tiempos más remotos. Selva que parece regresar a los seres humanos a sus estadios más primigenios. Aunque, en las oscuridades de la selva también la civilización parece transformarse en una fina cubierta, por la que asoman sus rostros el crimen, y otras miradas de la barbarie. Estas dos ideas se cruzan en el desarrollo del relato: ¿Dónde está la oscuridad? ¿Cuántas máscaras tiene la maldad? ¿Qué es lo primitivo en el corazón humano?
Foto Archivo EP |
La obra tiene por personaje principal a uno de los directores de esa “Compañía civilizatoria”. Un expedicionario encargado de un llamado “puesto de avanzada”, es decir, un puesto muy adentrado en la selva, al cual se hacía sumamente difícil tener acceso. Su nombre es Kurtz, y está presente en la obra como una figura tutelar, un demiurgo al que todos hacen referencia, descrito como un dios, un ser proverbial, con un ingenio sobresaliente y unas capacidades que desafían la condición humana.
Congo belga, hombres muestras mutilaciones de manos. Foto Archivo EP |
Kurtz es el arquetipo de lo posible. Pero nadie parece entender por qué se ha atrincherado en el corazón de la selva, y que lo ha llevado a quedarse allí. Representa el ideal civilizatorio, aparte de haber hecho las mayores aportaciones de marfil a la Compañía, generando grandes ganancias. También escribe, pinta e inspira a otros, sobre todo a un grupo local que lo adora como un dios, según los rumores que corren río abajo.
Cauce del Río Congo. Foto Archivo EP |
Ese es el argumento principal de la narración. Las noticias, sin embargo, refieren que Kurtz ha enfermado, que una fiebre selvática o una posible pérdida del juicio lo mantienen allí, poniendo en riesgo a la Compañía y el marfil. La Compañía decide entonces buscarlo y regresarlo a la costa. Pero como todas las grandes obras, la lectura es múltiple y dimensional en El corazón de las tinieblas. Otros gerentes de la Compañía temen algo más grave, una rebelión de Kurtz, con base en el poder que ha tomado sobre los pueblos al interior de la selva. Esta lectura recrea la figura del renegado, que puede llegar a poner en peligro los propios intereses de la Compañía, echando por tierra las posibilidades de la civilización.
Expedición, Rio Congo. Foto Archivo EP |
Charlie Marlow (segundo narrador de la historia) es designado para buscar el “puesto de avanzada” del mítico Kurtz. Este punto también es importante. El río Congo fue uno de los lugares de más difícil acceso durante la época de las expediciones del siglo XIX, debido a los cambios bruscos en su corriente, los llamados “rápidos”, y por tener origen en el centro de África, en las montañas del Rift, inaccesibles durante siglos. Además, es el río de mayor profundidad del mundo, y sus aguas están pobladas de una variedad de especies y criaturas (algunas desconocidas en la actualidad).
Montañas del Rift, África. Foto Archivo EP |
Marlow es el alter ego de Conrad, el marinero que llega a las costas del Congo en un viejo barco vapor belga, con la misión de transportar marfil. Al igual que Conrad, Marlow (el personaje) está convencido plenamente de la misión civilizatoria y de que aquella expedición tiene un buen propósito. Al llegar a la Estación Central le dan detalles sobre el legendario Kurtz y la necesidad de encontrarlo que tiene la Compañía (al igual que el marfil que pueda poseer). Todos le van describiendo a Kurtz entre asombro, miedo y respeto. La mayoría le refiere el carisma y el magnetismo que posee, y sus altas capacidades.
Expedición, Congo. Foto Archivo EP |
Marlow quiere saber más sobre ese misterio, y cree que Kurz simboliza la “esencia civilizatoria”, debido a lo que ha conseguido en la oscuridad selvatica y primitiva, tan alejada de toda posibilidad de leyes y justicia, y sin provisiones confiables. La Compañía le da la misión de localizarlo y traerlo de vuelta. En ese momento, las tinieblas parecen descender desde la espesura de los árboles , y la maldad se simboliza entre sus troncos y ramas enormes, y los fantasmas que parecen recorrerlas. La penumbra, en un tono de suspenso, comienza a mostrar parte de sus rostros y paisajes.
Foto Archivo EP |
El Kongo fue un reino establecido aproximadamente desde el año 1320 en el centro de África. Para finales del siglo XVI, se extendía por 3.000.000 de kilómetros cuadrados en medio de la selva, y a lo largo y ancho del río Congo. Según algunos registros, poseía casi tres millones y medio de habitantes en 1650. Era un Estado centralizado, con una monarquía, al igual que en Egipto o Europa, con la diferencia que era electiva.
Mascara tradicional, África. Foto Archivo EP |
Las primeras crónicas refieren que los congoleses fundaron su monarquía electiva sobre el cementerio de sus antepasados, ubicado en una explanada de Mbanza Kongo, ciudad capital del reino para 1350. El cementerio era el lugar más sagrado en dicha nación; le rendían culto, igual que los romanos o los persas a sus necrópolis. En la explanada del cementerio, los congoleses celebraban reuniones de emergencia, actos festivos y religiosos.
Figura tradicional, Congo. Foto Archivo EP |
Kongo era uno de los reinos más ricos de África. Los portugueses fueron los primeros en llegar a la corte del rey Nkuwu en 1483, y describieron el camino de la costa a la capital como “limpio, organizado, con pequeñas posadas para el descanso y la comida”. Al llegar a la corte, la describieron de enormes “riquezas en marfil y oro”, y al reino “como una serie de ciudades-estado y reinos más pequeños”. Para ese momento ya era uno de los países más grandes del mundo geográficamente, y posiblemente, el más rico en recursos, situación que perdura hasta hoy. Buena parte de los minerales más preciados y diamantes del mundo tienen su origen allí.
Foto Archivo EP |
El tráfico de esclavos y la esclavitud ya existían en África antes de la llegada de los europeos. De hecho, muchos reinos africanos la practicaban, y comerciantes árabes vendían esclavos negros en Medio Oriente y parte de Asia. Pero esto se intensificó con la llegada de los europeos y las disputas por las riquezas y las rutas de tráfico. El reino del Kongo estableció relaciones diplomáticas con el reino de Portugal a partir de 1483, y durante algún tiempo mantuvieron intercambios comerciales y embajadas constantes. Pero hubo mayor interés en compañías portuguesas y locales, por el tráfico de esclavos y la apropiación de recursos.
Ilustración, rey Mbunza, Congo. Foto Archivo EP |
Todo cambió el día de Pascua de 1539, con el intento de asesinato del rey Ndofunsu, quien se oponía a los traficantes de esclavos y recursos, y había pedido al rey Juan III de Portugal normalizar el comercio. Desde ese momento iniciaron unas cruentas guerras civiles en el país, situación que perdura hasta hoy. En 1665, el rey del Kongo, Antonio I, fue decapitado... y para 1700 ya se había desmembrado el país.
Mapa, África, fragmento. Foto Archivo EP |
El corazón de las tinieblas parece condensar en unos cientos de páginas, la atmósfera de todas esas aventuras de expediciones y conquistas que se suscitaron en África, aunque trasladadas a finales del siglo XIX, y que eran (en gran medida) desconocidas para el público promedio en Europa. La epifanía de esas expediciones se vivió en el llamado reino del Congo, y en la oscuridad de la selva, que, en su enigma, parecía atrapar a quien se atreviera a cruzar los límites de la naturaleza.
Expedición, Río Congo. Foto Archivo EP |
Y precisamente es lo que hacen los personajes en El corazón de las tinieblas, cruzar los límites, tensar la racionalidad hasta territorios insospechados. El sentido conjetural en la obra es la esencia que lo sostiene todo. No sabemos que sucede más allá de lo aparente. El simbolismo y la atmósfera nebulosa no dejan nada claro; no existen cierres, ni buenos, ni malos, ni condenas o liberaciones. Los protagonistas se disuelven en suposiciones, en los pliegues de la oscuridad, que, al igual que el río, lo absorbe todo.
Rio Congo, África. Foto Archivo EP |
Marlow inicia el viaje con una inocente positividad, que se transforma en un recorrido interior de descubrimiento. Un viaje metafórico donde por momentos tiene la premonición de dirigirse hacia el horror, y sobre esta aparente certeza, navega hipnotizado por una fuerza superior. ¿Cuál es esta fuerza? ¿Qué nombres tiene la muerte?
Representación tribal, Congo. Foto Archivo EP |
Kurtz es una figura aparentemente destruida en sus códigos éticos y morales, que ha sucumbido a los más atroces hechos y, al parecer, a simple vista, ha perdido el juicio, se ha enloquecido en una unión primigenia con los impulsos criminales. ¿Es así realmente? ¿Dónde está la sinrazón en la obra? No lo sabemos, porque no sabemos que ha sucedido en la selva, y los actos que ha cometido Kurtz nunca son descritos de forma precisa, ni sus motivaciones son claras. El valor estilístico de la obra, y la apertura a múltiples interpretaciones, al igual que el recurso narrativo variado y su sentido hipotético, sin conclusiones definitivas, le otorgan un sello de modernismo que perdura hasta nuestros días… Pero El corazón de las tinieblas perdura también por tratar temas universales, y dar un significado a la construcción de lo humano (al menos para el momento).
Foto Archivo EP |
En este viaje por la serpiente líquida, la selva es la protagonista principal. La imponencia de la naturaleza parece ser el único escenario verídico ante las aguas de la ambigüedad... La obra es presentada como un fresco enorme, que retrata una época controversial y paradójica. La narración parece esconder una crítica ante la violencia en la colonización de África, pero esto tampoco se encuentra totalmente definido; solo es un ingrediente más en las neblinas selváticas. Lo mismo ocurre con las descripciones y reflexiones simbólicas de Marlow… que parecen disertaciones evaporadas sobre tierras pantanosas, hundidas en arenas movedizas.
Selva, África. Foto Archivo EP |
El viaje hacia lo desconocido está allí, encontrando su justificación precisamente en su situación de extrañeza. Nada de lo conocido por los protagonistas parece tener validez a medida que avanzan por las corrientes… La oscuridad desoladora parece ser el último paisaje de la condición humana, y el horror, los únicos ojos para verlo, porque el recto camino ya está perdido.
Foto Archivo EP |
Cetro del reino del Congo. Foto Archivo EP |
Bibliografía
África:
Hombres como dioses.
H. Lanvers. Editorial Plaza & Janes, Barcelona, 2012.
Congo:
Una historia épica.
David Van Reybrouck. Ediciones Taurus. Madrid, 2019.
El
corazón de las tinieblas.
Joseph Conrad. Editorial Alfaguara, Madrid 2024.
El
Congo luso: la conquista portuguesa del Congo (1482-1502). Peter Forbath. Edhasa, Barcelona, 2000.
El
fantasma del rey Leopoldo.
Adam Hochschild. Ediciones Península, Madrid, 2020.
Historia del Congo, Ndaywel e Niziem. Ediciones Catarata, Madrid 2011.
Joseph Conrad. Foto Archivo EP |
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