Incertidumbre del nombrar (Jennifer García)✅
Escritora Jennifer García (México) |
Por: Juan Manuel Roca
De entrada el título de este libro me desacomoda. El hábito de nominar a veces crea una idea, una asertiva y falsa certidumbre. A la hora de la escritura es bueno dudar, sobre todo cuando pretendemos fijar intuiciones suscitadas por un gran arte del hallazgo como es la poesía. Esa incertidumbre, eso sobre lo que no tenemos un control absoluto lo necesitamos como se necesita un tiento a la hora de pintar.
Foto Archivo EP |
Los pintores se valen de un sencillo
palo en el que apoyan mano y pincel para que la pincelada tenga una mayor
precisión; en el caso del poeta ese instrumento se hace menos visible. Es un
cayado o un bastón intangible y curvo para conducir un rebaño de palabras. De
ahí pues, las suscitaciones y preguntas que me nacen al leer “Incertidumbre de
nombrar”, este libro de Jennifer García Acevedo.
Jennifer García Acevedo |
Quisiera señalar que sus poemas en prosa están entreverados a la filosofía, a un asunto que para un poeta como René Char tiene que ver con que la lucidez sea la herida más cercana al sol, con una atención a un mundo emocional que no tiene por qué expresar solamente lo inteligible, sino con un posible maridaje entre lo nítido y lo difuso, María Zambrano de presente.
Obra Incertidumbre del nombrar. Sakura Ediciones |
La autora de este libro tiene a mi
juicio una manera de andar por y con las palabras, algo que remite a un decir
de Max Jacob: “El primer resultado de la vida interior es hacérnosla permeable.
Un poeta impermeable no hará más que obras superficiales”. Esto es algo que
ronda en la palabra de poetas que poco a poco construyen lo que Aldo Pellegrini
llama “la internacional de la mediocridad”: esto es el facilismo, la falta de
pensamiento y un gusto por permanecer impermeables mientras “remueven las aguas
para parecer profundos”.
Cuando Jennifer García piensa en los
“pies separados de Dios y de la tierra” a propósito de una pintura de René
Magritte, y describe una legión de hombres suspendidos en el aire, pone de
presente que no sabemos bien si el rebaño humano está en ascenso o en caída
(“Lluvia de hombres”). Sin quizás pretenderlo ella podría estar hablando del
poeta, de alguien que vive confundiendo su caída con un inmortal ascenso.
Rene Magrit (Foto Archivo) |
En su intento de traducir el lenguaje
de los árboles, su secreto alfabeto (“El círculo de la espera”), afirma desde
una incierta certidumbre que somos extranjeros en esa lengua universal que no
entendemos simplemente porque no la atendemos. Traducir el lenguaje del árbol,
ese maestro silencioso, quizás sea lo que siempre hace la luz, pero también
podría ser un habla engañosa pues como ocurre con mucha poesía no devela lo que
oculta su savia. Como todos somos extranjeros en el mundo, pasajeros o
transeúntes de cuna a tumba, a la poesía de Jennifer García la rondan severas,
duras preguntas que parecen dichas en las fronteras del mundo.
Foto Archivo EP |
Al otro lado de ese mundo está otro
lado del sueño. En él irrumpen a veces “la voz del hijo muerto antes de nacer,
los nombres que amamos ocultos bajo un friso de máscaras, el hilo que sostiene
el propio cuerpo”. Estamos en una “casa de todos y de nadie donde la vigilia
siempre espera. Negamos lo otro, el reino oculto detrás de los párpados, el
pálpito invisible de la casa donde arde una tristeza inmortal”. La belleza de
las imágenes de esta poesía nos asalta a cada tramo. Son imágenes que resultan
ser una suerte de “grito entre los sueños”, como lo inscribe en un epígrafe de
Olga Orozco (“Sobre la necesidad del sueño”).
Obra Incertidumbre del nombrar |
Afirma que “la infancia es una casa
sin huésped” y esa desolada imagen del despojo conmueve y lleva a cavilar si un
huésped puede muchas veces ser alguien que no tiene morada, lo que nos lleva a
recuperar el espejismo de la niñez. Repito, por tratarse de una poesía de ideas
e imágenes imantadas, de un enlazar dos orillas para fundar otra tercera que
está por descubrirse, Jennifer García se aparta de tanta poesía que vive
exaltando la imagen por la imagen y que se oculta, muy a la usanza coral, tras
una densa niebla de palabras.
Foto Archivo EP |
Su poema titulado “Sobre las jaulas”
es una bella y poderosa reflexión sobre la ausencia de libertad, está escrito
sin grandes alardes discursivos: “Allí donde el animal atiende la urgencia de
huir, donde la luz desaparece y el grito se hace carne en un lenguaje
incomprensible, ningún Dios habla”. Es triste, también doloroso y dicho
de una manera certera este profundo poema que recuerda que “tarde reconocemos
que en la boca del tigre se revela nuestra herida abierta”. Es difícil poder
expresar una certidumbre desde la incertidumbre, una suerte de proverbio que me
atrevería a poner en las vecindades de los proverbios del infierno de William
Blake.
Foto Archivo EP |
Bueno, esta poesía ambiciona “escribir lo invisible”, como la herrumbre “que también toma su lugar en nuestra boca”. La autora se mira, se examina y examina lo intangible: “Extraviados en las visiones del día ignoramos que hay un lenguaje común para lo oculto, para las plantas que permanecieron debajo de la tierra, para las casas que murieron antes de ser construidas”.
Foto Archivo EP |
Una casa que resulta
derruida antes de iniciar su construcción es una suerte de imagen polimorfa que
sirve para hablar de un país como el nuestro, un país hecho de sueños desde
siempre postergados y que también desde siempre se ha alimentado de largos y
eternos adioses, o como el estribillo del cuervo del poeta que vive un eterno e
inconcluso “nevermore”. Quizás sea la bandera del humo que sube desde la
chimenea para señalar un no lugar, un efímero espacio que se esconde cuando el
fuego y el humo se apagan. (“Escribir lo invisible”).
Foto Archivo EP |
Otra certera incertidumbre suya nos
previene sobre le peste de las cronologías: “nadie es lo suficientemente viejo
para morir o lo suficientemente joven para salvarse”. (“Sobre un cuadro de
Caspar David Friedrich”)
Su poesía tiene un rigor, una
búsqueda de precisión que rebasa a quienes claudican frente a los grupos de una
internacional de la mediocridad, como llamara el siempre agudo Aldo Pellegrini
a la corte “parvenu”.
Foto Archivo EP |
Coda:
No hay en la autora de “Incertidumbre del nombrar”
ningún acomodo para aceptar los pases hipnóticos de los falsos esteticismos o
de los vanguardismos tardíos. Con palabras claras, descalzas, nos recuerda que
muchas veces no logramos ver las cosas sino sus sombras. Me parece que su
poesía cumple con dos señales de Max Jacob: “Condición de la belleza: que esté
en usted”. Y también con recordarnos que “lo propio del lirismo es la
inconsciencia, pero una inconsciencia vigilada”.
Foto Archivo EP |
Jennifer García Acevedo
(Medellín, Colombia, 1995) Poeta, gestora cultural y tallerista. Sus
poemas han sido publicados en diversas revistas, periódicos y antologías
nacionales e internacionales. Obtuvo el premio Nacional de Poesía José Santos
Soto (2019). Participó en festivales internacionales de cine y literatura. Ha publicado Estaciones de lo
invisible (Sakura ediciones, 2019) Escribir lo invisible (antología personal, nuevas voces editores,
2021) Incertidumbre del nombrar
(Sakura ediciones, 2021). Sus poemas han sido traducidos al inglés, vietnamita,
árabe, francés y creole haitiano. Es directora del Festival internacional
de Poesía de Fredonia (Colombia).
Jennifer García Acevedo. Foto Archivo |
Foto Archivo EP |
Magnífica poesía. Poeta verdadera, y muy bella. 💗🍀
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